Adorar la Sagrada Eucaristía



Deseo de Eucaristía

Dichosos sus ojos que ven y sus oídos que oyen. ¿Qué? A Él Sacramentado. Muchos reyes y profetas no lo tuvieron, ni siquiera el Bautista. Tan gran don reclama deseo de unión. Jesús habrá de convertirse en nuestro único y gran deseo. Dejemos otros, ansiémoslo, para que el deseo eucarístico se convierta en la medida de nuestro Cielo.



Adorar con devoción

Al Santísimo Sacramento se le debe el culto de adoración propio del Dios verdadero. Y también la devoción, el afecto, la ternura, porque ahí se encuentra un Corazón que ama. Entrar en la dinámica de la Eucaristía nos habla de la locura, de la donación sin tasa, de la eficacia sin límites.



Deseo de instituir la Eucaristía

Metiéndonos en los sentimientos del Señor el Jueves Santo entenderemos un poco más profundamente su amor ante el prodigio eucarístico. La Eucaristía viene a ser el termómetro de nuestra fe y la razón última de todo avance en la santidad y de todo fruto apostólico.