Transformación en Cristo



Uno en Cristo

Hay algunas palabras que pueden darnos una visión incompleta de la Iglesia. Una es “comunidad”. Otra, “pueblo de Dios”, porque parecería como una simple congregación de personas que se unen. En realidad, es Cristo quien nos asimila a Él, formamos en Él un organismo vivo. Es la maravilla de la gracia santificante, don estrictamente sobrenatural, divino, que no acertamos a comprender adecuadamente.



Alianza de sangre

Los judíos no aceptaron a Jesús y cometieron el grave pecado de incredulidad. Para rescatarlos, Jesús se los echa en cara, pues eran su pueblo de alianza. Esa alianza se establecía por la descendencia carnal, es decir, por la sangre. Su nueva alianza es también de Sangre, pero con mayúscula: la de Cristo, que al recibirlo en la Eucaristía nos hace consanguíneos suyos.



Jesús en San Pablo

La revelación fundamental que repite San Pablo a lo largo de todos sus escritos es nuestra salvación en Cristo. No tanto por Cristo, o con Cristo, sino en Cristo. Es decir, en la asimilación de su Persona en la nuestra. Meta que excede cualquier sueño terreno, y llena de contenido cada una de nuestras acciones.