Contemplación



Invitación a amar la Humanidad Santísima

Hay un solo conocimiento esencial: el conocimiento del amor de Nuestro Señor Jesucristo. Nuestro camino, verdad y vida consiste en el trato con la Humanidad Santísima de Jesús, con un amor cada vez más apasionado. Lo logramos con la oración contemplativa, en la que buscamos al Amado de nuestra alma. Gracias a ese modo de orar, se nos posibilita el encuentro amoroso con el Señor.



El Cielo es estar con Jesús

“Alégrense porque sus nombres están inscritos en los cielos”. Fomentar esa seguridad: yo, un día, estaré en el Cielo, gozando de una felicidad inimaginable. Y si el Cielo es estar con Cristo, lo vivo desde ahora en mis encuentros con Él. Pedagogía teresiana: recogerse, evitar cualquier complicación y realizar actos simples. El ejercicio prolongado nos hará contemplativos.



Fe: ver el rostro de Cristo

Jesús cura al ciego Bartimeo, y lo primero que ve ese hombre es el Rostro de Jesús. Jesús cura a la mujer encorvada; ésta se endereza y ve el lo mismo. Esos milagros físicos son imagen de lo que Jesús hace en el alma: no podemos ver el rostro de Jesús, hasta que Él nos hace el milagro.