Encontrar a Jesús



Mi vocación es Cristo

“Días de calma para tratar al Señor con cariño. Porque ahí ha de resolverse nuestra vida, ya que por Jesús, como decimos en el Credo, “todo ha sido hecho”. Intentar mantener una conversación continuada e íntima con Él.



Ir a Jesús manso y humilde de corazón

El Señor nos invita a ir a Él. No solo con Él, como si camináramos juntos, sino a ir a su Persona para que nos alivie de cualquier carga. Debemos tomar su yugo, que nos aúna con Él. Pero aprendiendo la lección en la que quiere que nos fijemos: la mansedumbre y la humildad, que consisten ante todo en dejar que Dios conduzca nuestra vida, sin rebeldías ni quejas.



Un trato de amistad

Jesús nos invita a ser amigos suyos. Pensar si lo comprendemos así, y si eso se manifiesta en un trato confiado, a veces incluso audaz. En caso contrario, es muy posible que busquemos compensaciones humanas que, al final, acabarán por no bastarnos.