Vida de oración



Orar con Jesús

A la mitad de la Cuaresma, advertimos una revelación clave: el hombre perfecto, Jesús, nos revela el homo orans. El hombre debe vivir sabiendo que Dios es su interlocutor, sin dejar que la duda de esa dicha lo corroa, pues Dios nos anhela y nos aguarda dentro del corazón.



Todo es oración

Una constante en la vida de Jesús: su oración. Busquemos que lo sea también en nosotros, sabiendo que todo vale, todo es canal de comunicación con Dios: la petición, el agradecimiento, la alegría, las miradas, la mortificación, el silencio…



Orar me hace rico ante Dios

En Lc 12, 16-21, Jesús nos propone la parábola del rico codicioso que, habiendo tenido una gran cosecha, manda agrandar sus graneros y decide dedicarse a la buena vida. “¡Insensato!” es el calificativo que recibe del Señor. Sí, es una gran falta de sensatez dedicarse a lo perecedero sin atender a la eternidad. E invita a “ser rico ante Dios”. Esa riqueza la acumulamos en nuestra vida de oración. Enseñanza de fray Luis de Granada.