Vida de oración



Ora siempre

Lucas recoge la invitación de Jesús a la oración continua. Es algo que debemos practicar siempre, incluso cuando nos parezca que es solo de boca, o que llevamos mucho tiempo sin recordar a Dios. Él sí espera siempre. Un modo muy sencillo: la repetición continua del nombre de Jesús, que trae gracia.



Oración continua

Imagen icónica: la de Jesús levantándose de madrugada para orar en lugares solitarios. Hemos sido creados para amar, hemos sido creados para orar. Nuestra oración es sobre todo oír, y hemos de estar en ella reconfortados, salir de ella muy contentos sabiendo que hemos estado con Quien más nos ama.



Orar, amar intensificar los deseos.

Con los salmos oramos como debemos. Nos reubican, por ejemplo, el salmo 62: “Señor, mi alma tiene sed de Ti”. La medida del cielo es la medida del deseo: busquemos modos de hacer más intenso nuestro deseo de Dios. Unir corazones, incursionando en los misterios de Jesús.