Providencia divina



Dios es el Arquitecto

No soy yo el proyectista de mi propio destino, sino la Mente divina y el Amor infinito. De otro modo, Dios estaría ausente de aquello en lo que existiera autonomía. Y solo Dios es Dios. Por mi parte, debo tan solo ser fiel a los planos realizados por ese Arquitecto, pues la construcción se refiere a la eternidad.