Pureza, Santa



Pureza de alma

La pureza es un atributo divino al que hemos de buscar asemejarnos. Como nosotros no la tenemos –por la mancha del pecado original–, hemos de buscar la ayuda del Espíritu Santo que nos permita la rectificación de nuestros deseos, afectos, pensamientos, conciencia y obras. Entonces lograremos una suerte de adelanto del Purgatorio, que nos permitirá entrar directamente al Cielo.



6 de julio

María Goretti, mártir de la Santa Pureza.

Los mártires son mártires de la fe, pero hay también mártires de la caridad, como san Maximiliano María Kolbe, y mártires de la pureza, como la santa de hoy. Nosotros tenemos que dar también la vida por mantener puro el corazón, a base de cualquier sacrificio. Descubrir la lubricidad de este pecado y, sobre todo, llenarnos del Amor Hermoso, pues la pureza es inseparable del amor.



Pureza: fruto del amor.

Jesús, maestro de moral, no se queda en la exigencia externa, sino que mira el corazón. Quien mire con malos deseos a una mujer, ya adulteró con ella en su corazón. La clave, pues, será cambiar los malos deseos, pues el acto sigue al deseo. Un amor mayor, un corazón encendido, lleva a la pureza de corazón, y somos entonces capaces de la castidad.