Contemplación

 

Busca su mirada

El cielo es contemplar a Dios, y aquí podemos empezar a hacerlo con la oración contemplativa. Verlo a Él, a Jesús, mucho más de lo que me veo a mí. En la luz de la mirada del Señor encontraremos todas las respuestas, y la purificación del corazón.



El reto de orar bien

Narra san Marcos que, en cierta ocasión, tomó Jesús de la mano a un ciego, lo apartó de la multitud y fue haciendo una iluminación progresiva a esos ojos sin visión. Nosotros necesitamos también la acción curativa de Cristo para poder ver lo sobrenatural, comenzando por el Rostro del Señor. Busquemos hacer una oración verdaderamente profunda y unitiva.



Contempla con com-pasión

“Yo, con todo el amor y la compasión de que soy capaz, voy considerando vuestras cinco Llagas…” Estamos llamados a caminos de contemplación, y por tanto, a incursionar en las Llagas y el Corazón de Jesús. Ahí se resolverá nuestra lucha no por el agere-contra, sino por la elevación: un método más seguro y más dichoso.