Esperanza



Vive de su Palabra

La confianza en alcanzar la dicha eterna se fundamenta en las promesas de Jesús, especialmente en su diálogo con el Padre que recoge san Juan en el capítulo 17. Él quiere que estemos para siempre a su lado. Él ruega por nosotros. Sus palabras invitan a que tengamos un corazón anhelante. Nuestra esperanza está antecedida por la esperanza de Dios.




Optimismo cristiano

La hermana pequeña camina entre las grandes. Parece que son las grandes las que la conducen, pero no. Es la pequeña, la esperanza, la que lleva adelante a la fe y la caridad. Cuando vemos posibles nuestros mayores deseos, entonces podremos llevarlos a cabo. Y nos inundan la paz y la alegría. Dios nos da a la medida de nuestros deseos.



Caminante con paso ligero

Somos romeros, peregrinos. Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es el morir. Andar a la meta con paso ligero, sin anclarnos en ninguna de las vanidades que nos presenta el mundo. Tenemos para ello la virtud de la esperanza: Spes non fallitur, y hemos de estar atentos contra tres fallas de la esperanza: el miedo, la duda y la inquietud.