Eternidad



Esperanza en la vida eterna

Estamos llamados al Cielo. Debemos pensar más frecuentemente en él, para alentar nuestra esperanza. No conocemos en este mundo un lugar de plena felicidad, por eso la Iglesia nos recuerda que estamos llamados a participar de la misma bienaventuranza de Dios (Catecismo n. 1). Confiar que Dios nos lleva por el camino más seguro hacia el Cielo. De nuestra parte nos pide no quejarnos ni dudar cuando nos mande pruebas.



Cómo morir y envejecer

El grito que hace falta dar con todas las fuerzas, en este momento de la historia, es ETERNIDAD. El mundo secularizado no tiene respuestas a las preguntas esenciales, y nosotros las propagamos, meditando sobre ellas. Plantearse la muerte como la verdadera meta de la vida, el punto al que hemos orientado todos nuestros esfuerzos. No cabe, entonces, la jubilación.



Jesús juzga como Juez

“¡Oh insensatos y duros de corazón!” Jesús reprende a los discípulos de Emaús, y éstos aceptan la corrección. Siguen escuchando al Señor y acaban con el corazón encendido. Jesús es nuestro Juez. Nos presentaremos ante Él en nuestro juicio particular, pero desde ahora podemos escuchar su voz al orar. De este modo no habrá sorpresas el día del juicio.