Eternidad



El árbol de mostaza se va a la eternidad

Una pequeña semilla, como la de cualquier hortaliza, se convierte en árbol, capaz de albergar en sus ramas a las aves del cielo. En esta parábola, Jesús quiere que lo comprendamos como un gran pagador: basta con leer los últimos capítulos del Apocalipsis para convencernos que al final todo habrá valido la pena, aun los sufrimientos más grandes y permanentes.



Prepara tu encuentro

Además de rezar por los difuntos, noviembre nos invita a meditar sobre nuestra propia muerte. Es el comienzo de la verdadera vida, el momento de nuestra cita. Prepararla con ilusión, ejercitándonos en la búsqueda de Jesús todos los días de nuestra vida. Crecer en el amor, para gozar del Amor.




Escritos en el Cielo

Alégrense porque sus nombres están escritos en el Cielo. Sí, ésta es la razón de la verdadera alegría. Comencemos a practicar lo que haremos en la eternidad a base de la oración contemplativa. Enfoque positivísimo de la vida interior, cuando nuestra mirada está centrada en el Señor. Tres pasos que recomienda santa Teresa.