Fe



3 de julio

Valor de la fe

En el Evangelio aprendemos no sólo de los actos virtuosos de los personajes sino también de sus errores y defectos. Hoy nos fijamos en el apóstol escéptico, Tomás, cuando duda de la resurrección. Preguntémonos si nuestra fe es incondicional, si es “pascual”, porque vivimos de continuo con el Resucitado, Camino, Verdad y Vida.



Fe que enciende todo

Mt 8, 27: ¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe? Quizá podríamos preguntarnos el porqué de esta recriminación de Jesús a sus apóstoles en medio de la tormenta. ¿No era para temer el irse a pique? Pero Jesús ordena al viento y al mar. Para que aprendamos que todo está bajo su dominio, y nuestra fe sea absoluta. Pongámosla en ejercicio de continuo, pues es como el interruptor eléctrico que, accionándolo, enciende todo nuestro contorno.



Ver todo con ojos de fe

Los Evangelios dedican una parte muy importante a relatar los milagros de Jesús. Son “el sello del Rey”, que garantiza que viene de Dios. No es buena la actitud del racionalista o del escéptico: ejercitémonos en la fe viendo milagros cotidianos en lo que nos circunda. Sin dejar de atender, con la mirada del corazón (aunque la tormenta arrecie), a la Persona del Señor, que camina sobre las aguas y nos llama.