Fe



Fe para ir a Egipto

José obedece al instante el mandato del ángel: “Huye a Egipto porque Herodes busca al Niño para matarlo”. José responde sin cuestionamientos, sin reclamos, sin dudas. Ejemplo para nuestra vida, en la que estamos invitados a descubrir, con la luz de la fe, la Mano de Dios que nos conduce. Muchas veces no lo entenderemos, pero al unir nuestra libertad a la suya, la nuestra se va al infinito.



Fe es abrir el corazón

Jesús cura al hombre de la mano paralizada y los escribas y fariseos, en lugar de creer, se llenan de furor contra Él. Lidia, la vendedora de púrpura de la ciudad de Filipos, al oír a san Pablo, abre su corazón a la fe. Dos actitudes: ante cualquier situación de la vida, descubre la Mano amorosa de un Dios que todo lo dispone para nuestro bien.



Fe y sentido sobrenatural

Los discípulos piden a Jesús que les aumente la fe. Si tuvieran fe… les contesta. Sí, con fe haríamos grandes prodigios, porque dejaríamos actuar a la omnipotencia de Dios. Descubrirlo en todas las circunstancias. Lo rechazaríamos, por ejemplo, cuando hacemos un mohín de disgusto ante cualquier contrariedad. A partir del versículo 25 de san Mateo encontramos maravillosas enseñanzas de Jesús sobre la fe.