Consecuencias de la filiación divina
Si nos preguntan ¿quién eres?, decimos nuestro nombre. Pero si nos preguntan, ¿qué eres?, tendríamos que responder con nuestra verdad más honda, es: “Soy hijo de Dios”. Dios nos da su ser: una verdad fuerte y maravillosa. Tomárnosla en serio, para estar en la verdad. Profundísimo agradecimiento a Dios, confianza ilimitada en su Providencia y en su amor, trato confiado y sencillo con nuestro Padre Dios, son algunas derivaciones de esa verdad.
Hijos del Padre
Increíble revelación, que debe constituirse en el fundamento de toda nuestra vida. Una nueva relación: paternidad del Padre hacia mí, filiación mía hacia Él. ¿Entrega a medias, o infestada de temor, o con victimismo? En estos casos tendríamos que incrementar nuestra conciencia de hijos.