Filiación divina




Dios nos engendra hoy

El salmo 2 nos recuerda el prodigio que supone la gracia santificante: nuestra divinización. Misterio oculto por los siglos, que nos permite un trato íntimo con la Trinidad y que otorga a nuestras obras proyección eterna. Valorar el don, cuidar que no decrezca y acrecentarlo.



Padre bueno

Meditar la vida de Jesús es camino de verdad y de salvación. Esa vida comienza en el vientre de María, y en esa Alianza definitiva descubrimos nuestra identidad: ser hijos de Dios, amados incondicionalmente por un Padre bueno. Pidamos el don de piedad, para comprender y vivir esta asombrosa realidad.



Acciones de hijos de Dios

Al considerar el mensaje de san Josemaría, hallamos su fundamento: la filiación divina. Todo arranca del hecho maravilloso de nuestro bautismo, donde se nos comunica la vida de Cristo. Nuestras acciones valen porque estamos en gracia, y podremos acrecentar nuestro Cielo si crecemos en gracia, es decir, en amor.