Filiación divina



Padre y muy Padre

El sentido de la Encarnación es hacernos hijos de Dios. Pero esta verdad no es sensible ni verificable, pues es del todo sobrenatural. San Josemaría recomienda “convencerse”, “saturarse”, “empaparse” del sentido de filiación. Lo refiere en el n. 267 de Camino, que es autobiográfico. Oración del “Hijo mío”, como paralela al Padrenuestro.



El misterio de la filiación divina

Las Cartas del Nuevo Testamento nos ofrecen una visión teológica de la doctrina de Jesús, ya vivida en la Iglesia. Insisten, sobre todo las cartas de san Juan y san Pablo, en el prodigio de la filiación divina. Misterio que nos rebasa, pero hemos de intentar fundamentar en él nuestra existencia. Y agradecerlo, porque es una muestra admirable del Amor del Padre para con nosotros.



Cinco consecuencias de saberse hijo de Dios

Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso. Confesión de fe fundamental, que da sentido al mundo y a nuestra vida. Intentemos profesarla con conciencia, admirados ante un todopoderoso que es Padre. Esto se traducirá en confianza en su Providencia, en sencillez para tratarlo, en el reconocimiento de la dignidad de cada ser humano, en la admiración ante las obras de Dios y en la serenidad y el optimismo.