Fortaleza



Dios es el fuerte

Al recorrer la historia de la Salvación, advertimos la constante insistencia de Dios para que sepamos apoyar en Él nuestra debilidad. Estar en la verdad es aceptar que Dios es el fuerte. Para tener fortaleza –se entiende que siempre prestada– se precisa ser humildes: sólo así nos sentimos necesitados del auxilio divino.