Pentecostés (incluye Decenario)



Comienza el Decenario al Espíritu Santo

Cuarenta días después de su Resurrección, Jesús encarga a sus Apóstoles permanecer en Jerusalén a la espera del Espíritu Santo. Diez días para preguntarnos: ¿cuál es mi relación personal con el Espíritu de Dios? ¿Advierto la importancia de su acción para vivir sobrenaturalmente? Él viene a sostener nuestra debilidad con la efusión de sus dones. Distinguir cada uno.



Primer día: Mociones del Espíritu Santo

Preparando la Solemnidad de Pentecostés, permanecemos como los Apóstoles en oración. Por encima de cualquier otro dato que nos llegue de la ciencia o la técnica humanas, hemos de aprender a escuchar el soplo del Santificador.



Segundo día: Oír y contar con el Espíritu Santo

Gracias a ese Dios infinito –el Espíritu Santo- que nos ha sido dado, todo en nuestra vida es alabanza a Dios. Con el Paráclito, nuestra vida puede desplegarse en el amor. Reconocer y agradecer esa inefable acción: Gran Regalo donado por el Padre y el Hijo.