Centro de la vida



La Misa es lo primero

Cada día, lo más importante absolutamente que podemos hacer, es participar en Misa. No asistir: participar.
Experimentaremos los frutos de la Redención, que ahí se producen.
Jesús está ahí, como el Viernes Santo: su mismo Cuerpo cuelga de la misma Cruz y su Corazón sangra
con el mismo mal: el del Amor, que espera correspondencia.