La frivolidad impide oír a Dios
Jesús tuvo todo tipo de interlocutores en su vida. Habló con los pobres, con los ricos, con los ignorantes, con los sabios, con los pecadores y con su Madre, que no tenía pecado. Pero no habló con Herodes. Este hombre quería divertirse, era frívolo. La frivolidad no permite establecer comunicación con Dios.