6 de agosto
Tu propia transfiguración
El misterio de la vida de Cristo no se restringe a su Persona. Él nos revela cómo somos, y cuál es la sublimidad de nuestra vocación. Aunque no se note, estamos siendo transfigurados por su propia vida divina, la Vida que Él vino a traernos. Vida que se hace más intensa en la Comunión eucarística. Descubramos el Amor de un Dios que ha querido ser comida de sus criaturas.