Fortaleza



Cuando soy débil entonces soy fuerte

Si Dios ha trabajado sobre la nada para formarme, ¿podré pensar que la fuerza es mía? En su pedagogía, Él se empeña en mostrar la desproporción entre los instrumentos y sus tareas. Busquemos el apoyo en su gracia, en su poder, y entonces nos volveremos omnipotentes.



El fuerte es Dios

Dios nos enseña el camino del Cielo no sólo con palabras, sino también con la historia de la salvación: el camino de su pueblo es también el de cada alma. Y se empeña en que aprendamos la lección de su Omnipotencia, porque si no correríamos el riesgo de ser dejados de su Mano. Cuando nos sabemos débiles y carentes, entonces Él puede actuar.



Mi única fortaleza es Dios

Cuando David confiaba en Yahvé, vencía a gigantes. Cuando pretendió contar tan sólo con los efectivos de su pueblo, Yahvé le manifestó su desagrado. “Tú, Señor, eres mi fortaleza”: esa seguridad procede de la profunda verdad de nuestra naturaleza, pues no somos nada, no podemos nada, no tenemos nada. Pero con Dios somos omnipotentes.