María me enseña a orar
En la primera comunidad cristiana, María perseveraba con los apóstoles en la oración. Y persevera ahora también con nosotros, acompañándonos, animándonos, y siendo nuestra maestra. Nadie mejor que María, porque la oración consiste más en un ejercicio de amor que de cabeza. Nos enseña también la oración de escucha y la contemplación, y nos introduce en la intimidad con Cristo.