Por encima de los lazos de la sangre, Jesús pone los del Espíritu. Seremos de sus íntimos: su hermano, su hermana, su madre, si cumplimos la Voluntad del Padre celestial.
La Voluntad de Dios trae paz al alma
Mi madre y mis hermanos son aquellos que cumplen la Voluntad de Dios, dijo Jesús. Dios descansa en aquellos que están siempre dispuestos a agradarlo. Nos hacemos infinitos cuando nos adherimos al querer divino.
Obedecer redime
Pedir a Dios ser dóciles a las inspiraciones del Espíritu para realizar siempre en nuestra vida su santa voluntad. Por la obediencia nos redimió Cristo, y no será otro el modo de continuar hoy la redención.