Sacerdocio



El sacerdote necesita poner su esperanza en Dios

Jesús se despide de sus apóstoles y les dice: “En el mundo tendrán tribulaciones, pero tengan confianza, Yo he vencido al mundo”. Tenemos la seguridad de la victoria, con la condición de que sea Jesús la razón de nuestra esperanza. “Bendito el que pone su esperanza en el Señor”, dice el profeta Jeremías. Y esa actitud nos lleva a vivir alegres, a ser creativos, a plantearnos grandes cosas por el Señor.



Sacerdote según el Corazón de Jesús

La oración “Oh, Jesús, Pastor eterno de las almas…” pide lo que más servirá para la Iglesia y la humanidad: sacerdotes santos. El sacerdote es llamado “Padre”, y debe tomar conciencia de su paternidad, que consiste fundamentalmente en “echar para arriba” a la grey que se le ha encomendado. Un sacerdote santo es el mejor regalo que Dios puede dar a una comunidad de fieles.



María en la vida del sacerdote

San Ambrosio pide que el alma de María esté en cada uno para alabar a Dios. Un anhelo maravilloso para todos, especialmente para los sacerdotes. El Sumo y Eterno sacerdote lo es precisamente por haber sido engendrado en el vientre de María. Y Ella también lo educa. En María encontramos todos los ideales: madre, enamorada, compañera, amiga, consejera… En el Calvario, Jesús encarga a su Madre a uno que el día anterior había sido ordenado como sacerdote.