Un Cristo nuevo
El misterio de la Transfiguración del Señor nos incumbe de manera muy especial. Nosotros también necesitamos, como los tres apóstoles, tener de cuando en cuando un adelanto del Cielo. Y es que podemos caer en “el cansancio de la fe”, en una visión grisácea de Cristo. Busquemos que su Rostro se nos transfigure, buscándolo con ansia, con abnegación, sin descuidar nada.