Inhabitación



Qué triste no estar en la propia casa

Andrés y Juan quisieron saber dónde vivía Jesús. Se quedaron con él toda esa tarde y luego toda su vida. La casa de Jesús es nuestro propio interior, y muchas veces lo dejamos solo en ella. “Vive dentro de ti”, aconsejaba san Josemaría “y estarás más cerca de Dios”. Tarea difícil, pero de resultados óptimos: nos poseemos a nosotros mismos y poseemos a Dios.