Espíritu Santo



El Don que nos enriquece

Podríamos ubicarnos en la lista de los hombres más ricos del mundo, y aventajarlos. Porque tenemos el Don por excelencia: la Persona divina del Espíritu Santo. Tesoro infinito, no ganado por nuestros propios méritos. Gracias a ese Don, podemos hacer siempre obras sobrenaturales. Lo importante es ser dóciles a sus mociones, y entonces podrá llevarnos a las alturas de la santidad.