Fortaleza



Mi única fortaleza es Dios

Cuando David confiaba en Yahvé, vencía a gigantes. Cuando pretendió contar tan sólo con los efectivos de su pueblo, Yahvé le manifestó su desagrado. “Tú, Señor, eres mi fortaleza”: esa seguridad procede de la profunda verdad de nuestra naturaleza, pues no somos nada, no podemos nada, no tenemos nada. Pero con Dios somos omnipotentes.