El discípulo al que Jesús amaba

Dios nos manda señales con los santos. En este caso, nos ponemos bajo la protección del apóstol adolescente, Juan, “por si el Señor te pide más”. Y es que Juan es el santo de la sobreabundancia del amor, el apóstol que mejor comprendió a Cristo, y pudo escuchar los latidos del Corazón del Señor y recibir a María en su casa. Dios nos invita, en Juan, al trato de intimidad que permite saber comprender al Señor.