Abril



28 de abril

El ruido y la superficialidad son enemigos de la oración

Jesús invitaba a sus discípulos a retirarse con Él a un lugar apartado. ¿Cuál? Nuestro propio corazón. Para que se establezca el contacto y el diálogo, necesitamos ser amigos del silencio, ejercitarnos en el “no hacer nada”, aunque en realidad estaremos haciendo lo más importante: llegar a lo profundo, donde está Dios. Examinarnos si tenemos manifestaciones de superficialidad.