Febrero



5 de febrero

Al fin de los tiempos la cizaña se quemará

El enemigo ha sembrado cizaña en el campo de Dios. ¿Cómo interpretar esta parábola? Podemos ahora considerar que el campo es el mundo, los hijos de Dios son el trigo bueno y los hijos del maligno son la cizaña. Al final, los ángeles segarán y arrojarán al fuego las gavillas de cizaña. ¡Qué responsabilidad salvar almas del fuego eterno! Aprovechemos toda oportunidad para lograr la liberación de los que han caído en las garras del demonio.



6 de febrero

Que no resulte irrelevante mi Misa

Quotidiana vilescunt, decía san Agustín. “Lo que se realiza cotidianamente tiende a hacerse irrelevante”. Intentemos que eso no nos ocurra con la Santa Misa, sino que sepamos vivirla, aunque participemos diariamente en ella, “con el espíritu y fervor de los santos”. Porque tenemos esta firmísima convicción de fe: que el sacrificio de la Misa y el sacrificio del Calvario son el mismo sacrificio.



7 de febrero

El sacerdote necesita poner su esperanza en Dios

Jesús se despide de sus apóstoles y les dice: “En el mundo tendrán tribulaciones, pero tengan confianza, Yo he vencido al mundo”. Tenemos la seguridad de la victoria, con la condición de que sea Jesús la razón de nuestra esperanza. “Bendito el que pone su esperanza en el Señor”, dice el profeta Jeremías. Y esa actitud nos lleva a vivir alegres, a ser creativos, a plantearnos grandes cosas por el Señor.