Adorar al Dios escondido
La primera obligación de la criatura es adorar a su Creador. Como cada jueves, adoramos la Eucaristía, donde está Dios, sirviéndonos del himno Adoro te devote. Y de la piedad de los santos, como las consideraciones hechas por el cardenal Juan Bona en el siglo XVII, que son un encendido acto de fe y de amor.