Deseo de Eucaristía
Dichosos sus ojos que ven y sus oídos que oyen. ¿Qué? A Él Sacramentado. Muchos reyes y profetas no lo tuvieron, ni siquiera el Bautista. Tan gran don reclama deseo de unión. Jesús habrá de convertirse en nuestro único y gran deseo. Dejemos otros, ansiémoslo, para que el deseo eucarístico se convierta en la medida de nuestro Cielo.