La misma sangre
Parábola de gran profundidad: la vid y los sarmientos. Jesús es vid: se ha hecho tierra, se ha encarnado para que nosotros podamos formar parte de Él, como los sarmientos con la vid. Viene así a descubrirnos la unión indisoluble entre Él y nosotros que se realiza particularmente al comulgar, pues ahí recibimos su Sangre, Sangre de la alianza entre Él y cada uno de los que comulga.