Cree y confiesa la Eucaristía
La invitación es a salir de nosotros mismos para centrarnos en lo verdaderamente importante: Jesús presente en la Eucaristía. Dios permite que también lo negativo dé testimonio de su real presencia, por ejemplo, en la actitud de los poseídos por el demonio ante ella. Que nos remueva la rutina o el desafecto la seguridad de que ahí hay Alguien.