Tanto tiempo y no me conoces
Felipe, tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y no me conoces? (Juan 14, 8). Podríamos poner nuestro nombre en lugar de Felipe… ¿realmente conocemos a Jesús? Amable y silencioso, en la Eucaristía. En un llamamiento de amor, en su Sagrado Corazón. ¿Comprendemos las alegrías que podríamos darle si tuviera en nuestro corazón su morada habitual? ¿Lo conocemos como un mendigo de amor?