No dejes de sufrir por Él
El misterio de amor del lavatorio de los pies y de la institución de la Eucaristía no podía quedar ahí. Asistimos al drama en el que ese Cuerpo ofrecido fue efectivamente destrozado, y esa Sangre derramada. La semejanza entre un Dios crucificado y yo es que no deje un momento de sufrir por Él. Entonces tenemos la garantía del amor auténtico.