Como María, arder en el fuego del Amor de Dios.
Los sábados son días especiales para María. De Ella aprendemos la lección que más importa: el arder en nuestro corazón la llama de amor viva. Si no, mi vocación a la santidad está en veremos. Como la Pirausta, que sólo vive en el fuego, María está “encielada”, y por eso es la Mujer Nueva en la que todos vemos nuestro sino.