Dulce encargo
Mujer, he ahí a tu hijo: se inaugura una nueva maternidad. He ahí a tu madre: se inaugura una nueva filiación. Nos sabemos bajo su manto, como niños guarecidos por la madre. Pero también somos conscientes del “dulce encargo” que nos ha confiado Jesús: recibir a María en nuestra casa, honrarla, amarla y hacer que sea honrada y amada.