27 de junio
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro es nuestra Esperanza
A Dios le alegra el hombre esperanzado. Benedicto XVI quiso recordarnos esta verdad central: Spe salvi, somos salvados por la esperanza. Es la esperanza la que nos desliza hacia el Amor y, por el contrario, a Dios le duele especialmente que no confiemos. En la memoria litúrgica de la Virgen del Perpetuo Socorro, encontramos nuestra esperanza en María.