8 de diciembre
Llena de gracia
“Entrando donde Ella estaba, dijo el ángel: Dios te salve, llena de gracia”. Este título justifica la inmensa alegría del cielo y de la tierra por un alma colmada de los resplandores divinos. Es un “milagro inefable”, que nos alienta entre tantas penas. Y nos llena de esperanza, porque también nosotros tenemos lo que María tiene: la divinización.