Orar es oír



Lo que oyes escríbelo

Jesús se compadece de las multitudes que están como oveja sin pastor, y se pone a enseñarles muchas cosas. Sigue siempre hablando, como Verbo de Dios que es. ¿Sé oírlo? ¿Me percato de ser yo también, a pesar de mi indignidad, su interlocutor? ¿Escribo el contenido de mis comunicaciones con Él? Haciéndolo, tendré una gran riqueza para mi oración.