Haz de tu vida una continua oración
“Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Juan 10, 10). Asombrosas palabras, que se experimentan cuando oramos. Lo recuerda el Catecismo, y nos dice también que la oración es la vida del corazón nuevo. Debemos orar en todo momento, acordarnos de Dios más a menudo que de respirar. Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de Él.