Hacer rendir los talentos
El capítulo 25 de san Mateo recoge la conocida parábola de los talentos (vv. 14-30). Meditémosla, en primer lugar, para agradecerle a Dios la profusión de talentos con que nos ha favorecido, ante todo el de su misma Vida divina, la gracia santificante. Y los talentos propios, en cada una de nuestras facultades, y la Eucaristía, y el Ángel guardián, y María Santísima… hagámoslos rendir, dispuestos a dar cuentas.