Andar en verdad
Jesús corrige las pretensiones protagónicas de sus apóstoles, invitando a ser el último. Recomenzar a aprender a ser humilde, pedía el beato Álvaro. Porque reaparecen los brotes del yo, que se infiltran por todos los resquicios. La humildad es la verdad de reconocer nuestra nada, y de abrir espacios al amor.