No extrañarnos de la cizaña
Mateo 13, 24-30: parábola del trigo y la cizaña. ¿Por qué no autoriza el dueño del campo que arranquen esa mala hierba? Tanto en el micro cosmos de nuestro corazón, como en el macro cosmos de la humanidad, Él deja crecer la cizaña. Y es que la tiene presupuestada para nuestra santidad, para nuestra humildad, para invitarnos a colaborar con Él en la obra de la Redención…