Humildad en María
En el Magníficat encontramos la más larga de las expansiones del corazón de María. Alaba al Creador y reconoce que Él la miró –la amó– al ver su humildad. Reconocer nuestra nada, confrontándola con el todo de Dios, hará que Él pueda también colmarnos de su gracia. Nos ubicamos así en la verdad, en la antítesis de satanás que, lleno de sí mismo, se cierra al Creador.