Sean misericordiosos
No todas las palabras de Jesús son poéticas y dulces. A veces adquieren tonos graves: ¡Vayan al fuego eterno, malditos! ¿La razón? Un corazón cerrado a la misericordia. Siendo misericordioso alcanzaré misericordia. Atender ahora a las obras de misericordia espirituales, por ejemplo, perdonar las injurias, llevar con paciencia los defectos del prójimo y alegrar al que está triste.